Miguel Uribe, senador y aspirante a la presidencia de Colombia. Foto cortesia
Bogotá, Colombia. Miguel Uribe, aspirante a la presidencia de Colombia por el partido de derecha Centro Democrático, permanece en estado crítico tras haber sido baleado el sábado en medio de un acto público en un barrio popular del sur de Bogotá. El político, de 39 años, recibió tres impactos de bala, dos de ellos en la cabeza, según reportaron los servicios de emergencia.
Uribe fue intervenido quirúrgicamente de urgencia durante la madrugada del domingo. La clínica que lo atiende confirmó que su condición es de "máxima gravedad" y que permanece en la unidad de cuidados intensivos, con pronóstico reservado. El alcalde de la capital, Carlos Fernando Galán, aseguró que el senador atraviesa “horas críticas” y que los esfuerzos médicos están centrados en preservar su vida.
El ataque, perpetrado por un menor de 15 años que fue capturado tras ser herido en un cruce de disparos con el cuerpo de seguridad de Uribe, ha generado una profunda conmoción nacional. Aunque el joven fue identificado como el autor material, se desconoce quiénes estarían detrás del atentado, en el que no se registraban amenazas previas contra el político, un crítico vehemente del gobierno de Gustavo Petro, de la izquierda y de los grupos armados ilegales.
El ministro de Defensa, Pedro Sánchez, reveló que más de un centenar de investigadores están a cargo de esclarecer el caso y que no se descarta ninguna hipótesis, incluida la posible infiltración del equipo de seguridad de Uribe. El presidente Petro, por su parte, ordenó una investigación exhaustiva y pidió proteger la vida del presunto atacante para evitar que pueda ser silenciado.
En declaraciones a medios, el ministro afirmó que el adolescente pudo haber sido “instrumentalizado” por estructuras criminales para ejecutar el atentado. “Es fundamental llegar al fondo del caso y garantizar justicia”, afirmó.
Reacciones y solidaridad
Desde el domingo, decenas de ciudadanos han acudido a las afueras de la clínica en Bogotá donde permanece Uribe, vistiendo camisetas blancas y ondeando banderas de Colombia. Entre cánticos de “¡Fuerza, Miguel!” y “¡Colombia está contigo!”, se ha expresado un respaldo masivo al dirigente herido.
La esposa del senador, Claudia Tarazona, agradeció con voz entrecortada el respaldo recibido. “Miguel sigue luchando por su vida. Les pido que sigamos en oración, que no desfallezcamos”, dijo a las puertas del hospital.
El expresidente Álvaro Uribe Vélez, mentor político del senador y líder del Centro Democrático, llegó al lugar escoltado por un fuerte dispositivo de seguridad. No ofreció declaraciones a la prensa, pero se le vio visiblemente afectado.
Organismos internacionales como la ONU, así como gobiernos de países de América y Europa, condenaron el atentado. Este domingo se sumaron voces desde España, Italia, Brasil, Cuba y Panamá. El Departamento de Estado de Estados Unidos fue más allá al advertir que el ataque podría estar vinculado a la “violenta retórica de izquierda” y exhortó al presidente Petro a moderar su discurso.
Una historia marcada por la violencia
Miguel Uribe ha tenido una carrera política ascendente desde su rol como concejal, secretario de Gobierno en Bogotá y senador. En octubre pasado, anunció su intención de competir por la presidencia en las elecciones de 2026, convirtiéndose en uno de los opositores más visibles del actual gobierno.
Su historia familiar también está marcada por la tragedia: es hijo de Diana Turbay, reconocida periodista y exministra de Cultura, quien fue secuestrada por el cartel de Medellín en 1990 y murió durante un fallido operativo de rescate en 1991.
El video del atentado, ampliamente difundido en redes sociales, muestra el momento en que un joven saca un arma y dispara a corta distancia. Miguel Uribe cae de inmediato, y en segundos, varias personas lo auxilian, mientras otros intentan controlar al agresor.
Persiste la incertidumbre
El ataque ha revivido temores de violencia política en un país que, pese al proceso de paz con las FARC, aún enfrenta amenazas de actores armados ilegales, narcotráfico y polarización extrema. Aunque la campaña presidencial aún no inicia oficialmente, el atentado contra Uribe podría cambiar radicalmente el tono y las dinámicas del proceso electoral.
Mientras tanto, Colombia mantiene la mirada puesta en una unidad de cuidados intensivos, donde se libra una batalla por la vida del hombre que prometió liderar un giro político hacia la derecha. El país espera respuestas, pero sobre todo, clama por justicia y garantías para la democracia.
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