Tensión en reunión convocada por la Iglesia: presidente de la Corte Constitucional se retiró tras intervención de Petro

El encuentro entre el presidente Gustavo Petro, las Altas Cortes y los órganos de control, convocado por la Iglesia Católica para promover el respeto institucional, terminó con un momento de tensión por las críticas del mandatario a la reforma laboral.


Aunque la reunión entre el presidente Gustavo Petro, los jefes de las Altas Cortes, los órganos de control y representantes de la Iglesia Católica fue presentada como un espacio de diálogo pacífico y respeto institucional, un momento de alta tensión marcó el desarrollo del encuentro, que se celebró a puerta cerrada en Bogotá.

Fuentes consultadas por Colprensa confirmaron que la controversia se desató cuando el presidente Petro lanzó fuertes críticas al trámite de la reforma laboral en el Congreso, lo que alteró el ambiente del encuentro. El detonante habría sido la forma en que el mandatario expresó sus reparos, situación que llevó al presidente de la Corte Constitucional, Jorge Enrique Ibáñez, a levantarse de la mesa y retirarse del recinto.

El gesto del magistrado obedeció, según las mismas fuentes, a dos razones: primero, al compromiso pactado previamente de mantener un lenguaje moderado y respetuoso; y segundo, a evitar un eventual conflicto de interés o recusación frente al decreto firmado recientemente por el presidente Petro, cuyo estudio recayó por sorteo en su despacho.

Pese al incidente, al término del encuentro se firmó un comunicado conjunto en el que los asistentes –incluido el propio Ibáñez– se comprometieron a mantener un espíritu de diálogo constructivo. El documento destaca la voluntad de “escucharnos, valorarnos y respetarnos en hermandad; desarmar y armonizar la palabra; y rechazar todo tipo de violencia como forma de resolver los conflictos políticos y sociales”.

El pronunciamiento fue firmado por el presidente Gustavo Petro; Efraín Cepeda, presidente del Senado; Jaime Raúl Salamanca, presidente de la Cámara; los presidentes de las Altas Cortes; y los jefes de los principales órganos de control del país. También lo firmaron representantes de la Iglesia Católica, encabezados por el cardenal Luis José Rueda Aparicio y monseñor Francisco Javier Múnera Correa, presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia.

Precisamente, los jerarcas eclesiásticos valoraron positivamente el clima general del encuentro, aunque reconocieron la existencia de tensiones. Monseñor Múnera expresó que se sintió “gratamente sorprendido” por el ambiente de respeto y confianza que se vivió en buena parte de la jornada, y calificó el encuentro como “un primer paso” para reducir la polarización en la política colombiana.

Desde la Conferencia Episcopal se reiteró el llamado a que la violencia “sea excluida de la política” y se hizo un exhorto a replicar estos espacios de diálogo en todos los niveles del Estado, como una forma de superar las profundas tensiones que atraviesa el país.

Este episodio evidencia los desafíos que enfrenta el gobierno del presidente Petro para mantener relaciones armónicas con los demás poderes del Estado, en un contexto de alta sensibilidad institucional y social. Aunque el diálogo se mantiene abierto, el incidente deja ver que las tensiones no están resueltas y que el tono del debate público continúa siendo un factor de fricción en el escenario nacional.

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