Uribe, absuelto y revitalizado: el regreso que reconfigura la derecha colombiana

La absolución del expresidente Álvaro Uribe Vélez por parte del Tribunal Superior de Bogotá marca un punto de inflexión en la política colombiana. Más que un fallo judicial, su decisión reactiva el poder simbólico y electoral del líder del uribismo, quien vuelve a ocupar el centro del debate nacional en un momento de reacomodo de la derecha y redefinición de la oposición frente al gobierno de Gustavo Petro.

El expresidente y Exsenador Alvaro Uribe Vélez, declarado inocente por el Tribunal Superior de Bogotá . Foto El Colombiano

De la defensa judicial al reposicionamiento político

La declaración de inocencia no solo despejó el camino jurídico de Uribe, sino que también le devolvió un activo fundamental: la legitimidad política. Tras años de cuestionamientos y un proceso penal que lo mantuvo en el centro del escrutinio público, el fallo le permite reinsertarse en la vida institucional con fuerza renovada.

El expresidente había anunciado, el pasado 11 de septiembre, su intención de regresar al Senado ocupando el número 25 de la lista cerrada del Centro Democrático. Pero la dinámica interna del partido cambió tras su absolución. En los últimos días, varias voces dentro del uribismo y de sectores afines han comenzado a impulsar una alternativa más ambiciosa: convertirlo en fórmula vicepresidencial de cara a las elecciones de 2026.

Una estrategia calculada en torno al “efecto Uribe”

Detrás del debate hay una estrategia cuidadosamente diseñada. El Centro Democrático busca capitalizar el “efecto Uribe” como motor de recuperación electoral. Con el expresidente al frente o dentro de la lista, el objetivo es casi duplicar la representación actual en el Senado —de 13 a 25 curules— y consolidarse como la bancada más grande de la oposición.

La apuesta reproduce el modelo del Pacto Histórico en 2022, cuando una lista cerrada encabezada por figuras visibles del petrismo permitió al progresismo conquistar 20 escaños. El uribismo pretende replicar esa fórmula, pero bajo un relato distinto: el del retorno del líder que “resistió” los embates judiciales y que, tras ser absuelto, vuelve con legitimidad renovada a defender sus banderas.

Esa narrativa no es menor. El uribismo ha perdido terreno electoral y simbólico en los últimos años, pero conserva una base sólida que se moviliza alrededor de la figura de su fundador. Convertir su regreso en una cruzada moral y política puede revitalizar la identidad del partido, unificando a una derecha fragmentada entre conservadores tradicionales, liberales disidentes y movimientos de nueva derecha.

Entre la nostalgia y la oportunidad

Sin embargo, el regreso de Uribe al primer plano no está exento de dilemas. Su figura, que divide al país entre fervientes seguidores y férreos opositores, podría volver a polarizar el escenario político justo cuando el país se aproxima a una elección que definirá la continuidad o el relevo del proyecto de cambio iniciado por Gustavo Petro.

Para el uribismo, el reto será transformar la nostalgia por los años de seguridad democrática en una propuesta moderna y coherente con los nuevos tiempos. Para la oposición de centro y de izquierda, la presencia de Uribe en el tablero electoral representa un desafío estratégico: enfrentar al símbolo más poderoso de la derecha sin caer en la trampa de la confrontación emocional que tantas veces ha dominado la política reciente.

Un tablero en movimiento

Más allá de su decisión final —volver al Senado o aceptar una fórmula vicepresidencial—, el regreso político de Álvaro Uribe altera los equilibrios del sistema político colombiano. Su sola presencia obliga a todos los actores a recalcular sus estrategias: desde el Pacto Histórico, que deberá reconfigurar su discurso frente a una oposición fortalecida, hasta los sectores de centro, que podrían quedar nuevamente atrapados entre dos polos antagónicos.

El uribismo, por su parte, encuentra en la absolución de su líder una oportunidad para reinventarse. Ya no desde la lógica del poder presidencial, sino como una fuerza que busca articular una nueva mayoría conservadora con proyección nacional.

El retorno de un símbolo político

El fallo judicial que absolvió a Álvaro Uribe Vélez no solo cierra un expediente judicial; reabre una era política. Su regreso, en cualquier modalidad, redefine el mapa de fuerzas y vuelve a situar a la derecha colombiana en el centro del debate.

Más que un retorno personal, se trata del intento de resucitar un proyecto político que, pese a los años y los escándalos, sigue teniendo una palabra decisiva en el rumbo del país. La pregunta ya no es si Uribe puede volver, sino hasta dónde su figura seguirá siendo el eje sobre el que gira la política colombiana.




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