Editorial
Mientras el país aplaude que la Fuerza Pública y el Magisterio recuperaron la Mesada 14, más de un millón y medio de pensionados del Sistema General permanecen excluidos de ese derecho, a pesar de haber contribuido durante décadas al sistema pensional.
La Constitución ordena igualdad real, progresividad y trato digno al adulto mayor. Pero hoy existen pensionados de primera y segunda categoría, diferenciados no por su necesidad, sino por el régimen al que pertenecieron.
El Congreso reconoció que la Mesada 14 mejora la calidad de vida de policías, soldados y maestros. ¿Acaso no mejora también la del obrero, la secretaria, el conductor, el servidor público o el trabajador privado pensionado en Colpensiones?
La discriminación es evidente, estructural y contraria al Estado Social de Derecho.
No se puede premiar a unos y castigar a otros.
No se puede invocar “equidad” para restituir beneficios especiales mientras se niega la misma equidad a quienes sostuvieron el sistema.
Ha llegado la hora de que Colombia restablezca la Mesada 14 para todos sus pensionados.
Una democracia que discrimina a sus viejos termina renunciando a su humanidad.La igualdad no puede ser un privilegio: es un derecho.
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