EE.UU. descertifica a Colombia en la lucha antidrogas pero mantiene ayuda financiera


El Gobierno del presidente Donald Trump anunció este lunes que Colombia ha “fallado notablemente” en sus compromisos para combatir el narcotráfico, decisión con la que oficialmente descertifica al país andino en materia de lucha antidrogas. Sin embargo, Washington aclaró que seguirá entregando asistencia financiera a Bogotá por considerarla “vital para los intereses nacionales de Estados Unidos”.

Aunque la descertificación evita el peor escenario posible —la suspensión de millones de dólares en cooperación—, representa un golpe simbólico significativo que amenaza con agudizar las tensiones diplomáticas entre ambos países. La administración Trump ha intensificado su enfoque militar contra los carteles y en las últimas semanas ejecutó dos ataques letales contra presuntas embarcaciones de narcotráfico en aguas internacionales de Sudamérica.

En su determinación presidencial, Trump responsabilizó directamente al presidente Gustavo Petro del supuesto fracaso en la reducción de los cultivos de coca y la producción de cocaína, que —según señaló— han alcanzado niveles récord. “El fracaso de Colombia para cumplir con sus obligaciones de control de drogas durante el último año recae únicamente en su liderazgo político”, sostuvo el documento, que dejó abierta la posibilidad de revertir la decisión si el Gobierno colombiano adopta medidas más agresivas contra la producción y el tráfico de drogas.

El pronunciamiento también incluyó a Afganistán, Bolivia, Myanmar y Venezuela, países designados por Washington como incumplidos en sus obligaciones internacionales antidrogas durante el último año.

Reacciones en Bogotá

Petro respondió a la decisión durante su programa televisado semanal de gabinete. “EE.UU. nos descertificó, después de decenas de muertes entre policías, soldados y civiles que intentaban impactar el tráfico de cocaína”, señaló. El mandatario ha defendido la necesidad de “alternativas pacíficas” al cultivo de coca, en lugar de criminalizar a campesinos y pequeños traficantes.

La noticia llegó apenas días después de que una delegación de alto nivel de Colombia visitara Washington para intentar evitar la descertificación. El general Carlos Fernando Triana Beltrán, director de la Policía Nacional, y el almirante Francisco Hernando Cubides Granados, comandante de las Fuerzas Militares, destacaron ante funcionarios estadounidenses la incautación de cientos de toneladas de cocaína y la erradicación de amplias hectáreas de cultivos ilícitos. Además, recordaron que más de una docena de policías murieron recientemente cuando su helicóptero —donado por el Departamento de Estado— fue derribado por disidentes armados.

El embajador de Colombia en EE.UU., Daniel García-Peña, también defendió los esfuerzos de su país: “Hacemos esto porque el narcotráfico ha afectado a nuestro país más que a cualquier otro en el mundo, y vamos a seguir haciéndolo sin importar lo que pase. Obviamente, podemos hacerlo mucho mejor si lo hacemos juntos”, afirmó.

Una relación en tensión

Las relaciones entre Trump y Petro han sido marcadamente tensas. Apenas iniciando el segundo mandato de Trump, Petro bloqueó vuelos de deportación de migrantes desde EE.UU., y recientemente criticó el despliegue de buques de guerra estadounidenses en el Caribe y un ataque letal contra una supuesta lancha de narcotráfico que dejó 11 muertos.

El ministro de Defensa colombiano, el general retirado Pedro Sánchez, advirtió que cortar la cooperación sería contraproducente: “Si Colombia fuera descertificada, los narcotraficantes serían los ganadores y las naciones perderían”.

La última vez que Colombia fue descertificada fue en 1997, durante el gobierno de Ernesto Samper. Desde entonces, se había consolidado como uno de los aliados más confiables de Washington en Sudamérica en materia de seguridad y defensa, con una estrecha cooperación militar y policial.

Expertos como el exembajador estadounidense Todd Robinson alertan que un rompimiento en esta relación sería “una muy mala señal” para ambos países, mientras voces desde Colombia, como Gloria Miranda, responsable del programa de sustitución de cultivos, reclaman que “las naciones consumidoras deben hacer su parte justa y apoyarnos, porque esa es la otra cara del narcotráfico”.

La descertificación marca un punto de inflexión en una relación estratégica de décadas, ahora atravesada por tensiones ideológicas y diferencias profundas sobre cómo enfrentar el narcotráfico.




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